Ficha de análisis Dossier : Las Asambleas Constituyentes en Colombia

, Colombia, octubre 2007

La búsqueda de la autonomía en las Asambleas Constituyentes en Colombia

Las tensiones de poder y el riesgo de las dependencias en los ejercicios de participación ciudadana.

Uno de los temas transversales de las Asambleas constituyentes en Colombia, que representa además una de las preocupaciones centrales para los procesos, es el de la autonomía. En medio de las tensiones de poder que implica el ejercicio de la soberanía popular aparecen los riesgos de la dependencia, pues estos procesos de participación ciudadana, no obstante sus avances, son aún frágiles e iniciales, con lo que las posibilidades de cooptación o manipulación son evidentes.

Estos riesgos de dependencia se dan en dos sentidos:

  • Por un lado, una dependencia de orden institucional, frente tanto a las distintas instituciones de gobierno como a las ONG y la iglesia;

  • Por otro lado, frente a aspectos de orden económico, en relación con el tema del acceso y manejo de recursos, lo que involucra además a las agencias de cooperación internacional.

Veamos estos dos aspectos con más detalle.

I. Los riesgos de dependencia frente a las instituciones

En primer lugar, algunos elementos de este riesgo frente a las instituciones de gobierno. Es importante tener en cuenta que gran parte de las Asambleas constituyentes han surgido gracias al impulso o acompañamiento de instancias estatales de orden municipal o departamental. Esta relación germinal ha puesto a estos espacios ciudadanos frente a serios dilemas respecto a su autonomía y posición frente al Estado en sus expresiones locales o regionales.

Una primera situación en la que se puede generar dependencia surge al momento en que las Asambleas requieren, casi como condición, del apoyo político y económico de las instancias de gobierno para tramitar sus intereses o lograr una mayor incidencia en el terreno de lo público. El riesgo consiste en que las Asambleas empiecen a depender del aval que les dan las instancias de gobierno para poder ejercer su función y gestionar los recursos.

Las relaciones y los canales de comunicación con las instancias de gobierno son importantes, esto ha sido claro para las Asambleas, pero el punto está en mantener la autonomía de los procesos frente a las instituciones y a los mandatarios de turno. El esfuerzo de estas iniciativas ciudadanas se concentra en articular propuestas políticas y sociales, para proyectarlas y que no dependa de los gobiernos de turno para que se sostengan.

En segundo lugar, este peligro de dependencia en las relaciones también se ha dado frente a las ONG. Ello se explica en cuanto para las Asambleas es fundamental la labor de acompañamiento y formación que cumplen estas organizaciones para la consolidación de los procesos. Sin embargo, su presencia no ha sido siempre favorable para construir procesos autónomos o independientes para generar sus propias dinámicas sociales, sin depender necesariamente del apoyo permanente de las ONG.

Esta situación se puede ver en al menos tres aspectos:

  • Uno, porque las Asambleas no siempre cuentan con los medios y los recursos para desarrollar sus programas;

  • Dos, en tanto las ONG ha servido como puente para tramitar recursos e intereses frente a las distintas instancias públicas y privadas, las Asambleas no han desarrollado capacidades y canales propios de relación;

  • Tres, la apatía de las comunidades de base a la participación y la falta de compromiso político de muchos líderes que no se arriesgan a gestionar y tramitar solos los intereses de la comunidad.

En este sentido ha faltado una mayor claridad sobre el papel que deben cumplir las ONG frente a las Asambleas, en tanto la función de intermediación debe tener un límite respecto a la intervención y presencia de las organizaciones, con el fin de favorecer mayores niveles de autonomía.

En los asuntos prácticos, cuando las ONG han estado presentes, organizando a la comunidad, las Asambleas se mantienen, pero al momento en el que se alejan las Asambleas tienden a desintegrarse y a clausurarse completamente, puesto que la comunidad se dispersa y pierde el interés en seguir trabajando si no ven un direccionamiento. Por esto, la presencia de las ONG debe ser manejada con cuidado ya que el acompañamiento y apoyo es importante para la formación de los líderes y para la construcción de herramientas que ayuden a abrir un escenario de discusión e intervención política.

En tercer lugar, los riesgos de relaciones de dependencia a nivel institucional se ha dado también frente a la iglesia, particularmente la católica, que ha estado presente en estos procesos de forma expresa. Esto se puede evidenciar en un caso particular de Asamblea, la de Mogotes, Santander, que es la iniciativa germinal de estos procesos de Asambleas constituyentes en Colombia:

“Nuestra gente santandereana es muy conservadora y por ende muy católica, entonces lo que diga la iglesia es palabra de Dios y lo aceptan como palabra de Dios. Y ese es uno de los grandes problemas que hemos tenido aquí como Pastoral Social, porque hemos generado unos procesos tan bonitos, de participación popular, de empoderamiento de la gente, de capacitación, de organización, impulsados por la iglesia misma, nosotros desde pastoral social, y cuando se ve que se está ampliando y que la gente está moviéndose, llega la mano de la Jerarquía y (dice) paren aquí, y eso lo hacen, simplemente, nombrando otro cura (sacerdote) que no vaya con eso y que empiece a hablar mal de eso. Eso ha sucedido en muchas partes de nuestras Diócesis y en muchos procesos. Muchas desilusiones nuestras es que le hemos metido, pisado barro, llorado con la gente, sudado con la gente, aguantando hambre sequía y tal; y se generan unos procesos tan bonitos y después fácilmente los bloquean.” (1)

Así, frente a esta inquietud de uno de los líderes, otro de ellos se plantea una pregunta crucial respecto al papel de las instituciones en los procesos de Asamblea, igualmente del interés para esta reflexión:

“Hay una pregunta que está sin respuesta, ¿por qué la Iglesia siendo nuestra impulsora se convierte en nuestra más grande opositora y es la que nos decreta la desaparición como proceso? Creemos que fue porque significaba la ruptura de ese esquema. Esto no quiere decir que nosotros nos alejemos de la Iglesia, por el contrario seguimos reclamando la responsabilidad religiosa, política, moral, ética y social que tiene con nosotros, la institución de la Iglesia tiene una deuda grande con este proceso y es repararle los daños, por decir, políticos, sociales que le ha causado al proceso que ella misma ayudó a engendrar.” (2)

A la luz de este interrogante que se plantea la experiencia de Mogotes, los aprendizajes que aportan los líderes que aún continúan trabajando por consolidar ese proyecto ciudadano en un horizonte mucho más amplio, nos dicen que procesos como los de las Asambleas constituyentes no son un fin en sí mismo, sino un medio para iniciar la construcción de un espacio comunitario donde los ciudadanos puedan generar consensos y acuerdos colectivos para trazar un proyecto político a largo plazo y que permita cambiar estructuras de poder como los anotados anteriormente.

II. Los riesgos de la dependencia económica

Para muchas Asambleas no contar con los recursos ha significado un limitante total de sus acciones y generado una debilidad organizativa de los procesos. En esta medida muchas de ellas dependen económicamente del apoyo que puedan recibir de la cooperación internacional, de las ONG o de las entidades gubernamentales a nivel departamental y municipal. Es así que el apoyo económico que las Asambleas reciben incide positiva o negativamente en el desarrollo y fortalecimiento de estas iniciativas.

Negativamente, en tanto las Asambleas presentan serias limitaciones operativas para la realización de sus acciones; por ejemplo, cuando no tienen los medios de subsidiar a los participantes con el transporte o la alimentación, que son cosas indispensables para garantizar una mayor participación en los procesos.

Resulta también negativo cuando al contar con los recursos económicos se generan conflictos entre los líderes respecto a intereses individuales o al uso de los mismos. Esto ha hecho evidente la falta de claridad, en muchos casos, de enfoques y mecanismos de manejo de presupuestos y de gestión de recursos en las Asambleas.

Conclusión

En síntesis, se puede observar que existen riesgos de dependencia tanto política como económicamente de las Asambleas frente a otros actores, nacionales e internacionales. Lo que se observa es que estos riesgos aumentan cuando las Asambleas muestran debilidades organizativas internas o de conflicto entre sus líderes.

En este punto se trata de un dilema, cuya solución depende en parte de la capacidad de comprensión de tales procesos por parte de las entidades públicas y privadas cuando se prestan a apoyar a estas iniciativas ciudadanas; el dilema consiste en que fortalecer organizativamente a las Asambleas requiere de recursos humanos, técnicos y económicos que generalmente provienen de las instituciones o de la comunidad internacional, pero a su vez esto mismo representa la posibilidad de dependencia por parte de las Asambleas, ya sea por cooptación o por un mecanismo de comodidad frente a tales instituciones abstrayéndose de mecanismos de gestión autónoma de recursos.

Notas

  • Fuente: www.cinep.org.co/datapaz/sistematizacion/home.swf

  • (1) : Romero, G. (2007, 30 de marzo). Asamblea Municipal Constituyente de Mogotes. Entrevistado en San Gil por el Equipo de Investigaciones para la Paz, Cinep.

  • (2) : Padilla, L.(2007, 29 de marzo). Asamblea Municipal Cosntituyente de Mogotes. Entrevistado en Mogotes por el Equipo de investigaciones para la Paz, Cinep