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, Guatemala Ciudad, February 2008

Entrevista con Ivan MONZON

Entrevista realizada por Henri Bauer y Nathalie Delcamp (Irenees).

Irenees :

¿Puede presentarse, por favor ?

Ivan Monzón :

Ivan Monzón. Psicólogo con una fuerte orientación en la Psicología social, investigador, profesor universitario, guatemalteco, actualmente director del Instituto de Transformación de Conflictos para la Construcción de la Paz en Guatemala, INTRAPAZ/URL en Guatemala…

Irenees :

Psicólogo de formación, ¿por qué decidió trabajar en el tema de la transformación de conflictos y la construcción de paz? ¿Cuáles son las principales razones de su compromiso por la paz?

Ivan Monzón :

La historia del conflicto armado interno en Guatemala también marcó mi historia personal y familiar. Mi familia tuvo una pérdida muy dolorosa en los años 60 y cuando se firmó la paz en Guatemala yo era aún muy joven, pero comprendía que sí habían llegado tiempos nuevos a mi país, aunque también sabía por sentido común, que para muchos seguirían existiendo los mismos problemas: la pobreza, la desigualdad, la discriminación y en otras formas, la violencia. Desde mi niñez la violencia me parecía el mayor absurdo y al mismo tiempo, la mas profunda y arraigada tradición, en todos los estratos sociales.

Cuando recién me gradué de la universidad, mientras buscaba ubicarme laboralmente, me interesaba la educación y la investigación psicológica. Entonces me acerqué a INTRAPAZ, en el marco de un proyecto, a trabajar como asistente de investigación. Allí encontré un grupo de colegas que se esforzaban por aplicar lo que proclamaban con respecto a la paz y la transformación de conflictos. Durante esos años crecí, fui instruido y recibí el afecto y la confianza de personas con mucha mas experiencia en el conocimiento de la realidad de mi país.

El compromiso por la paz me vino por las ideas, pero también gracias a la ternura. Tuve una profunda influencia desde el compromiso social de mis padres, de la Facultad de Ciencias Políticas de la URL y de la Escuela de Psicología de la USAC. Siempre me he considerado una persona sensible, soy músico, escribo poesía ocasionalmente… Estudié música muchos años.

Pero para ser completamente transparente también debo confesar que en el fondo que la base principal de mis motivos para la paz proviene de la espiritualidad que vivo… En momentos difíciles me he dejado apoyar por personas que han tenido la sabiduría y ternura de ayudarme. Ese nivel superior y la convicción de ser amado, me alienta en lo mas profundo de mi ser. Esos son mis motivos principales.

Irenees :

Háblenos un poco del Intrapaz, que usted dirige: ¿cómo nació el Instituto? ¿Cuáles son las actividades más importantes que el Instituto a su cargo desarrolla actualmente, sobre qué temas trabajan prioritariamente, cuáles son sus orientaciones y sus objetivos finales?

Ivan Monzón :

Intrapaz nace en 1998, como producto de un consenso entre varios actores de la Universidad Rafael Landívar. En sus inicios, su propósito fue convertir a la Universidad en un agente promotor de la paz en Guatemala, investigando, proponiendo alternativas, capacitando y sensibilizando para superar las raíces históricas y circunstancias que han llevado a la violencia.

Aunque el pensamiento Jesuítico tenía varios puntos de referencia importantes en ésta materia, hubo una fuerte colaboración de las organizaciones internacionales, particularmente, de la Organización de Estados Americanos, OEA, y también de la Iglesia Menonita, de donde sabemos, ha salido una gran riqueza de ideas y herramientas para la convivencia pacífica.

En realidad podemos decir que el surgimiento de INTRAPAZ, es producto de un consenso amplio entre diversos actores de la sociedad. Movimientos sociales de pueblos Indígenas, de mujeres, organizaciones de trabajadores, del sector empresarial, iglesias y otras instituciones académicas y ONGs, fueron aliados sociales claves que nutrieron el que hacer del Instituto, y es a ellos a quienes debemos que INTRAPAZ haya podido trabajar estos años en Guatemala. Muchas de estas organizaciones abrieron sus puertas para permitirnos impartir cursos, capacitaciones, e investigar sobre los métodos para la transformación de la conflictividad, con la mejor voluntad de buscar una concordia nacional.

Los acuerdos de paz mismos hablan de la importancia de que las universidades apoyen una transformación profunda del Estado y la sociedad en su conjunto y la creación de INTRAPAZ surge en ese contexto, como respuesta a ésta responsabilidad asumida plenamente por la Universidad Rafael Landívar, desde su vocación académica y social.

Irenees :

¿Cuáles son los principios teóricos que usted maneja para la construcción de la paz? Ante unos que afirman la necesidad de “suprimir las causas” de los conflictos y otros que afirman la necesidad de la “gestión” de conflictos, usted prefiere hablar en términos de “transformación” de conflictos: ¿por qué?

Ivan Monzón :

Al hablar de “Transformación de Conflictos”, una idea prestada de autores como Juan Paul Lederach, nos referimos a que los conflictos no deben satisfacerse con una solución inmediata y de corto plazo, sino que además de ésta, deben construirse las condiciones y renovar la forma de relacionarse de modo que en el futuro existan mejores posibilidades de cooperar mutuamente.

En el fondo, la idea de INTRAPAZ se basa en un principio amplio de la justicia, la cual pasa por los Derechos Humanos, la Equidad y la necesidad de la Reconciliación social, la cual no creemos que sea un salto “mágico” de buena voluntad, sino mas bien, un proceso de reconstrucción de la confianza mutua, a partir de indicadores claros.

También creemos que los conflictos no son negativos en si mismos, sino pueden ser oportunidades para la construcción de una paz sostenible en el tiempo y espacio. Procuramos pensar en las condiciones necesarias para que los conflictos no aceleren la escalada de la violencia.

Irenees :

Se dice que en Europa los intelectuales por una parte y quienes trabajan por la paz en el campo por otra parte lo hacen con lógicas diferentes, muchas veces paralelas. Mientras que en América Central los actores de campo producen también saberes y los intelectuales lo hacen en una actitud de “compromiso” por la transformación social: ¿cuáles serían, según usted, las ventajas y los límites de éstas actitudes en Guatemala?

Ivan Monzón :

Primero, esto tiene una explicación económica. En Centroamérica los profesionales tenemos que sobrevivir y esto nos obliga a aceptar consultorías, charlas, trabajos de campo cortos, etc., que nos mantienen obligadamente en contacto con las problemáticas cotidianas de la gente, ¡las vivimos!. Un buen profesional en una sociedad en vías de desarrollo debe saber escribir y tener buenas ideas pero también debe vender, andar en bus, cocinar, lavar ropa a mano y a veces, cabalgar y dormir en tablas, si verdaderamente quiere llegar a comprender los fenómenos sociales e internarse en ellos.

Por otro lado, mucha gente hace la paz sin suscribirse a una teoría en particular, muchos ancianos y mujeres lo hacen a partir de prácticas cotidianas en las comunidades indígenas, a partir de la sabiduría popular. En la medida que la brecha entre lo rural y lo urbano se reduce, la academia inmaculada y la sabiduría popular se obligan a encontrarse, a cruzar la mirada por la calle donde pasan todos los días élites académicas y vendedores de piratería. Esto supone un reto mas complejo para los pensadores, el reto de explicar por qué a veces sus teorías no funcionan, y las soluciones cotidianas, empíricas, sí. Pero ¿hasta donde funcionan? Porque hay quienes también cometen el error de idolatrar lo cotidiano.

Recordemos que lo cotidiano esconde sabiduría, lo que tiene un valor en sí mismo, pero muchas prácticas tampoco son suficientes para transformar, para incidir en la política, para hacer prospectivas. Me gusta que la idea de la paz pase por las calles y avenidas, por las casas de lámina y por los artesanos, pero creo que una paz sostenible debe ser producto de un diálogo de saberes, porque también debe pasar por los congresos, por los gabinetes de gobierno, por las políticas empresariales y por las bibliotecas, de donde requiere sacarse ciertas conclusiones, no creo que la sabiduría popular desmerite la labor de los académicos, mas bien, la reta al diálogo, pero en Centroamérica, ese reto es un poco mas plausible.

Irenees :

Los Acuerdos de Paz fueron firmados en 1996: ¿cuáles son, según usted, los avances reales en la construcción de una sociedad más pacífica en Guatemala? ¿Y Cuáles los desafíos prioritarios para construir la paz?

Ivan Monzón :

No lo digo yo, lo dicen los balances hechos por cientos de investigadores. Los acuerdos de paz en Guatemala han tenido un cierto cumplimiento en un sentido muy formal y operativo, pero su espíritu aún no ha permeado a la sociedad.

Existen grandes avances, muy lógicos y naturales del tiempo político en que vivimos, en el sentido de la democratización, de la participación política, de la equidad y de la actualización del gobierno, pero muchos millones en inversión de la cooperación internacional han resultado sumamente estériles en comparación al impacto que se esperaba. Los indicadores de desarrollo humano, económico, etc., aún dejan una amplia brecha por recorrer.

Los grupos de poder clandestino subsisten en estructuras al margen del Estado, y continúan construyendo otras guatemalas muy distintas a las que imaginamos en 1996. Por otra parte, la situación agraria aún deja grandes retos, no hay un claro ordenamiento catastral de las tierras, el sistema de justicia aún no tiene el nivel de agilidad deseado, la mayor parte de actos criminales quedan impunes por falta de pericia y eficiencia en la investigación criminal; el sistema educativo aún guarda elementos de un modelo autoritario en la práctica de la enseñanza. Los índices de muertes violentas son altos; el dominio de las maras y pandillas es cada vez mas vinculado a actividades ilícitas de narcotráfico, contrabando y crimen organizado, el sistema de salud aún no cubre todas las necesidades de la población, los niveles de crecimiento de la productividad aún no alcanzan el anhelado 6% de crecimiento anual. Tampoco se ha logrado, después de 11 años, la recaudación tributaria del 12% del PIB, con lo que el Estado tampoco tiene los recursos necesarios para cumplir su mandato constitucional. Los conflictos laborales siguen a la orden del día. Cada vez más crecen las contrataciones temporales que no garantizan la estabilidad laboral de la población, aún aquella con educación superior. Si bien es cierto, la modernidad y la tecnología han entrado en casi todas las comunidades del país, no es el escenario social que se imaginó construir en éste milenio.

Con estos datos es muy comprensible que los niveles de conflictividad del país continúen siendo un factor de primera línea.

Creo que los desafíos prioritarios son ahora distintos a los que había 10 años atrás. Creo que la productividad del país debe continuar aumentando, pero debe cuidarse que ésta redunde en mejores condiciones de vida de la población a largo plazo. Hace 10 años, el tema ambiental no era tan urgente como hoy, los proyectos transnacionales y las empresas grandes no habían penetrado como hoy en Centroamérica. Guatemala está aún urgida de una reforma política del Estado, en el sentido como los propios Acuerdos de Paz la plantearon, a grandes líneas:

  • a. Un fortalecimiento de las prácticas democráticas y de la apertura institucional del Estado hacia la población y sus expresiones organizadas

  • b. Una economía ágil. Una fidelización de la capacidad de inserción del país en la economía mundial, pero con una mayor asertividad en los términos de negociación, incluida la relación con la Unión Europea que a su vez sea sensible y respetuosa de la pluralidad y al patrimonio cultural, pero sobre todo, de la dignidad humana

  • c. Una reforma educativa plena avanzada y sin precedentes

  • d. Una reforma jurídica y constitucional

  • e. Y por supuesto, un aprendizaje reflexivo, histórico y profundo de las raíces de la cultura de la violencia en todos los ámbitos de la sociedad

Irenees :

¿Según usted, cuáles son los desafios prioritarios para construir la paz después de un conflicto armado o una guerra?

Ivan Monzón :

Creo que la teoría general establece que debemos ir primeramente, creando condiciones que viabilicen y despejen el camino para dar paso a los cambios importantes. Debe haber un reconocimiento pleno de los daños y la historia ocurrida, pero también una reconstrucción de las vidas humanas, hasta donde esto sea posible. Creo que es indispensable que las heridas puedan sanar, y el Estado juega un papel preponderante en éste proceso. Pero también debe reorientarse la agenda del estado, su actuar con la sociedad en su conjunto.

Irenees :

¿Qué es para usted la Paz?

Ivan Monzón :

…la paz es un proceso de transformación constante de las relaciones y las estructuras sociales en el que los diferentes sectores de una sociedad van buscando mutuamente y solidariamente la satisfacción de sus intereses y necesidades, y el florecimiento individual y colectivo y logrando la práctica de sus virtudes y de la realización personal.

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