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Ficha de testimonio Dossier : Las Asambleas Constituyentes en Colombia

, Colombia, mayo 2009

“Escuchando” a los Constituyentes Municipales, Asamblea Municipal Constituyente de Mogotes

¿De qué manera afecta el buen desarrollo de las Asambleas constituyentes la oposición de los poderes locales establecidos?

Los procesos de Asambleas constituyentes en Colombia han cobrado sentido en la construcción de la democracia local; se trata de procesos sociales de profundas implicaciones políticas, esto es, de tensiones en las relaciones entre agentes de poder. Son a su vez aprendizajes para las comunidades. En estos términos se refiere uno de los líderes de la Asamblea primigenia en el país, Mogotes, en el departamento de Santander (centro-oriente): “Las Asambleas significaron un gran aprendizaje cuando nos atrevimos a romper esquemas, romper silencios, romper incluso hegemonías temerarias, tanto del nivel político como armado y eso guarda unas proporciones muy grandes para nuestra vida”.

Los agentes de poder varían y se combinan de formas diversas en las distintas regiones; poderes políticos, poderes eclesiales, poderes económicos e incluso poderes armados. En este caso, presentaremos las percepciones de uno de los líderes de Mogotes respecto a las relaciones e implicaciones de la Iglesia católica en el proceso de la Asamblea.

¿Qué papel jugó la Iglesia católica en la constitución de la Asamblea, en tanto ella representa poder local, y qué implicaciones tuvo en el estado actual del proceso?

Fue la misma Iglesia quien generó, a través de la Pastoral Social (Sepas), un proceso de organización comunitaria en Mogotes, a lo que denominó Asamblea Constituyente. El líder de la Asamblea relata que “el apoyo de la Iglesia significó en ese entonces la posibilidad de que la comunidad se organizara y tuviera reconocimiento social y político, gracias a lo cual pudo establecer proyectos y acuerdos colectivos de participación. El reto fue poner en práctica la soberanía popular consignada en la Constitución Política de Colombia de 1991, como fundamento para ampliar la democracia y transformar los viejos modelos de la gobernabilidad política desde el ámbito local.”

La fuerza inicial de esta iniciativa se da gracias a que “la Iglesia católica en esta región tiene mucho peso político, económico y social dentro del imaginario social de la población, por lo cual jugó un papel de intermediación entre las élites políticas locales y las organizaciones sociales”. En otras palabras, el proceso de la Asamblea fue reconocido y aceptado gracias a que era respaldado e impulsado por la misma Iglesia.

En ello hay que tener en cuenta que la composición de la Iglesia católica de la región (Diócesis de San Gil y Socorro), empezando por el Obispo, máximo jerarca de la jurisdicción, como un buen grupo de sacerdotes, eran proclives a este tipo de iniciativas. Este es justamente el punto de ruptura del proceso; como lo relatan ellos mismos, “el cambio de los representantes de la Iglesia en la región significó el quiebre en las relaciones ya consolidadas con otros actores, llevando posteriormente al debilitamiento del proceso; la Iglesia, en un momento determinado, decide retirar el apoyo a la Asamblea Municipal, luego de haberla impulsado y de haber logrado capacitar a la comunidad en el tema de participación ciudadana, ganando con ello importantes niveles de legitimidad política, de movilización social y a su vez de construcción de iniciativas de paz y desarrollo con impacto social.”

Tales rompimientos de relaciones con otros actores se reflejan en situaciones como las que nuestro líder recuenta, afirmando que si a la situación anterior “se le suma la actitud negativa de los Concejales (representantes locales elegidos popularmente) frente a la Asamblea, pues todo el tiempo sólo buscaban el quiebre del proceso, por ejemplo chantajeando económicamente a las personas para que no fueran participes de la Asamblea”, se podría considerar en la práctica el fin del proceso.

¿Cuáles fueron las consecuencias a mediano plazo, tanto en lo político como en lo social?

El cierre del apoyo que brindó la Iglesia a la Asamblea, “significó el debilitamiento de la organización interna, lo cual generó una crisis que propició el distanciamiento de muchos líderes sociales, quienes decidieron alejarse totalmente de este espacio. Esta situación fue el resultado de una estructura que se basaba exclusivamente en el poder de la Iglesia; en esta medida, la participación de la ciudadanía se supeditó a la permanencia del apoyo que esta le diera”. Como se presentó en la pregunta anterior, tal situación se debió en parte a “la visión que la comunidad en general tiene respecto a la Iglesia, la cual está muy ligada al papel que cumple esta Institución dentro del imaginario social y cultural de sus habitantes.”

Una vez perdido el apoyo de la Iglesia, las consecuencias a nivel político y social se vieron venir prontamente; “en primer lugar, se mostró un desacuerdo total por parte de las élites políticas locales frente a la continuidad del proceso de la Asamblea; se mostró lo débil de las relaciones entre la comunidad, los poderes políticos y las entidades del gobierno, presentándose incluso choques entre ellos, pues la Iglesia ya no mediaba.”

A su vez, el rompimiento de las relaciones llevó en parte a que agendas y programas de gobierno para el bienestar social, “que fueron inicialmente acordados”, dejaran de ser respaldados desde la administración. La presencia de la Iglesia había llevado a que Alcaldes y Concejales “tuvieran la voluntad de poner sus programas y agendas de Gobierno al servicio del proyecto que impulsó la comunidad”. Se trató en últimas de un retorno a la política tradicional, que deja de lado la participación ciudadana. Para los líderes de la Asamblea y la comunidad esta situación llegó a niveles de difícil manejo, pues en ocasiones se convirtieron en objeto de reclamos y burlas por parte de los opositores del proceso constituyente, hasta el punto en que hoy en día esta palabra está prácticamente satanizada, incluso por parte de algunos sacerdotes que se encargaron de “enterrar el proceso”.

Commentario

El papel que las distintas organizaciones y entidades cumplen en los procesos sociales es fundamental para el desarrollo de los mismos, bien sea como agente acelerador o retardante. En el caso particular del que se ocupa esta breve ficha de entrevista, {{se puede ver cómo la Iglesia actuó como catalizador en dos momentos:

  • El inicial, como impulsora;

  • En el final para detener el desarrollo de la Asamblea.

Se trata de una reflexión en la que tanto las ONG, y las entidades en general, como las comunidades mismas deben profundizar. En el fondo se trata de la pregunta por la autonomía de los procesos de Asambleas constituyentes, que es el tema que aquí nos interesa, pero que igualmente aplica a los todos los procesos sociales.

Es así que la búsqueda o afirmación de autonomías conjuga una serie amplia de factores, entre los cuales se cuentan las representaciones sociales de la autoridad y el poder, como está visto en la entrevista. En este caso, un agente de alto prestigio y confianza social regional puede mover, aún sin proponérselo, los hilos de las relaciones entre los distintos actores, sean éstos de la élite o de la base, determinando nuevas expresiones en la relación, como lo fueron de choque y desprestigio hacia los participantes de la Asamblea en el caso de Mogotes.

Con ello, desde los agentes externos, tener claro el conjunto de posibilidades en la variación de relaciones que la sola injerencia en un proceso tal puede generar; desde las comunidades mismas, la búsqueda de alianzas, en muchos casos consideradas estratégicas, puede crear limitantes para la autonomía y puede a su vez implicar costos en el juego de las relaciones con otros actores en el campo de acción.

Notas